domingo, 27 de febrero de 2011

Cara N de las Cabezas del Hierro. Pequeña gran montaña - 26.02.2011

La gran nevada de comienzos de la semana sobre la Sierra de Madrid se aguantó bien a pesar de las temperaturas primaverales, así que el sábado me marqué un itinerario de lo más "montañero" que encuentras en esta zona para esquí de travesía: partiendo desde el refugio del Pingarrón, bordear la base de la cara N de las Cabezas del Hierro, por las Cerradillas, hacer cima por el tubo NW y descenso del tubo N.

Hay un principio fundamental a tener en cuenta cuando quieres hacer esquí de travesía por esta zona: "Llegar temprano, y marchar pronto"; llegar antes de las 8am, para encontrar sitio donde dejar el coche (al tanto Manumar), si no, no te dejan ni acercarte a los aparcamientos, y marchar no más tarde de las 3:30pm, salvo que no te importe ir unos 60 minutos en caravana, para hacer los 8km que separan Cotos del Puerto de Navacerrada.

El porteo de los esquís hasta el río al pie del Pingarrón se hace rápido, Antonio y yo caminamos ligeros. La aproximación al río te permite ir contemplando el bosque cubierto de nieve en el que nos adentraremos en pocos momentos.




Nos detenemos tras cruzar el río, y aquí se  nos une Manuel. Juntos iniciamos la marcha.

El camino bordea hacia el E la loma que encierra las Cerradillas por el S. Al poco llegamos a su extremo y la cara N de las Cabezas del Hierro se nos muestra espléndida.


Este tramo, hacia el W, nos adentra por bosque de pinar en el recóndito Cerradillas, lugar aislado de Valdesquí, ambiente de montaña que, en miniatura, rememora al Pirineo. Una bajadita al torrente, que se cruza por puente de madera, y ya remontamos los últimos metros de bosque, hasta salir a zona amplia y despejada, que nos muestra tanto el tubo NW de Cabezas, a la izquierda, como el fondo de este rincón, con Valdemartín como punta culminante.
 





Ahora es momento de enfilar estas pendientes que nos llevarán al plano de las dos Cabezas. Las cuchillas se agradecen en las últimas y empinadas rampas.

Al llegar arriba respiramos. La nieve está muy dura aquí. El fuerte viento mantiene esta zona muy castigada; la nieve se presenta helada y en forma de escamas.






Un momento de recogimiento, reflexión y comunión con el entorno helado. Las imágenes se fijan en tu cabeza. Breves instantes que preceden al momento de alzarte y reemprender la marcha. Paz y plenitud.
Bajamos al collado entre las dos Cabezas y aquí nos separamos: Antonio, que ha de volver pronto al coche, se encamina hacia el collado de Valdemartín, pasando por la Cabeza del Hierro Menor, y de allí, por las pistas, hasta el aparcamiento.

Manuel y yo decidimos hacer una "bajadita" por la cara S, hacia la Pedriza, y así dar tiempo a que a la nieve del tubo N de Cabezas le dé un poco el sol, antes de bajarlo. No le vendrá nada mal.

Nieve extraordinaria, suave deslizar, los "carving" nos parecen una maravilla, pero nos hemos de detener, porque hay que volver a remontar. Comemos algo y subimos de nuevo al collado, a pleno sol.
 De nuevo en el collado, Manuel y yo emprendemos la bajada hacia el tubo N por nieve bien helada. La pendiente es suave, las piernas se van calentando, la entrada del tubo se nos echa encima.
 
Hacia la embocadura del tubo N

 Paramos un momento, lo miramos bien. No hay piedras en superficie, está limpio. Adelante y a disfrutar de esta pendiente de 40º a 45º durante unos 200m de buenos giros en nieve dura, pero ya no helada.


La "palita" promete, y no defrauda
 Apuramos la bajada hasta la cota más baja, antes de iniciar el largo flanqueo hacia el W que nos llevará de nuevo al pie del corredor NW. ¡En verdad, la mejor esquiada de toda la zona!

La salida al collado, con nieve helada, exige varias "zetas" enérgicas y explosivas
Toca ahora remontar y salir de las Cerradillas; lo hacemos por el collado de Valdemartín (2.151m). Manuel va en cabeza. La pendiente se acentúa a medida que nos aproximamos al collado. Tres o cuatro "zetas cortas y explosivas" con buen uso de las cuchillas, nos ponen encima; ahora es cuestión de larga diagonal al pie del cerro de Valdemartín, hasta alcanzar el punto de salida del arrastre del Telégrafo, y desde allí, suave esquiada por "la integral de las pistas" de Valdesquí.

Itinerario con 1.250m de D+ acumulado; 7h de recorrido; Solitarios y bellos paisajes que te transportan al Pirineo, abstraídos del mundanal ruido del vecino Valdesquí. Buena compañía y día luminoso.

viernes, 18 de febrero de 2011

Picos Royo y Culibillas. El límite agreste de Formigal -12.02.2011

Un tiempo extraordinario, buena y selecta  compañía, un buen recorrido en perspectiva, fuerzas y recursos suficientes constituyen la perfecta y difícil combinación para saborear una gran jornada de montaña. 


Para ello nos planteamos el recorrido de las cimas comenzando por  el W en el Pico Royo (2.429m), encadenando hacia el E con el Pico Culibillas (2.528m), culminando en el Pico Arroyeras (2.573m). Al final nos conformamos con los dos primeros, dejando para otro momento el tercero. 

Comenzamos no demasiado temprano, las 9:30am, en Formigal, encima del  corral de las Mulas, lugar donde las instalaciones de esquí conviven libremente y sin trabas con los que nos dedicamos al esquí de travesía y montaña, en este caso: Pablo, Manuel y Carlos.

 La ascensión por huella y nieve no demasiado dura nos permite avanzar al buen ritmo marcado por Pablo, hacia el hombro N del P. Royo. En los últimos metros la nieve se endurece y las cuchillas son de utilidad.


Alcanzamos el hombro con los primeros rayos de sol asomando sobre el P. Royo;  aquí dejamos los esquís, ponemos los crampones y casco, sacamos piolet y subimos por el helero de la cara N que, tras unos 80m, nos deja en la cima.  

Rememoramos la primera vez que Manuel y yo lo subimos, hace bastantes años. Bella vista hacia el E del cordal que nos espera, así como de los valles de Izas y Telera.


Bajada a por las tablas en posicion de "castigado contra la pared".
Calzamos los esquís y, con las focas puestas, iniciamos el largo flanqueo hacia el E, a pied de cresta, hasta alcanzar la vertical del primer collado del día, entre el P. Royo y nuestro siguiente objetivo, el P. Culibillas.

Algunas “zetas”, y alcanzamos el collado. Aquí nos quitamos los esquís, los cargamos en la mochila y emprendemos fuerte subida, primer tramo sin nieve (sufren las espinillas con las botas de travesía), siguiente ya con nieve de nuevo (las espinillas lo agradecen, pero el casco comienza a dar mucho calor); primera antecima, bellos paisajes a ambos lados, nieve que se endurece por sobre unas cornisas, afortunadamente bien asentadas, y bajada al 2º collado, lugar desde donde se ve ya a la mano la pala cimera del P. Culibillas.


Desde este collado se descuelga, hacia el S, un corredor bastante empinado y del que sólo se ven los primeros metros, por el que discurre el trayecto con esquís para bordear a media altura el P. Culibillas, camino a la pala final del P. Arroyeras.
 De momento, dejamos los esquís aquí, y sólo con la mochila, los crampones y el dichoso casco, emprendemos la subida. Son unos 100m cómodos, que te llevan a la cima (2.550m), desde la cual el paisaje se muestra espléndido, sobre todo con la claridad del día de hoy. Nos encontramos con 3 cordadas que han subido por el corredor N, y oímos a la 4ª que todavía no ha terminado.



Para el P. Arroyeras aún nos quedan unas 2h, con lo  cual, tras evaluarlo, nos decidimos a dar por terminado el recorrido. Bajamos al collado, cargamos la mochila con esquís de nuevo a la espalda, casco protegiendo y dando buen calor, y de vuelta al primer collado de esta mañana, al que llegamos a la 1:45pm.

Manuel encuentra entre la nieve, unos metros por debajo del collado, un teléfono móvil que resulta ser el suyo. No sabemos cuándo se ha caído, si esta mañana o si ahora al llegar. En fin, que lo recuperamos.
Por fin nos volvemos a poner los esquís en los pies y los crampones en la mochila. El casco sigue en la cabeza. La nieve no está demasiado franca (las numerosas huellas y la falta de nieve reciente hacen que se presente complicada), y las dos primeras vueltas son de tanteo. Luego ya la cose fluye mejor y en media hora efectiva de esquiada alcanzamos la estación, el coche y los altavoces de Formigal.
En definitiva, lo que comenzó con la idea de ser una marcha sobre esquís de travesía, se convirtió en una excursión por montaña con esquís de travesía (50% en los pies y 50% a la espalda), en la que hicimos uso de todos y cada uno de los diferentes utensilios que llevábamos: crampones, piolets y casco (también comimos algo). Ciertamente completa y satisfactoria. Muy recomendable. En total 5:30m de vida en la montaña (Manuel a.k.a Manumar, Pablo a.k.a Amarok y yo a.k.a Carmar).  

El tubo N de Cabezas ¿Hay mejor descenso en la Sierra de Madrid? - 05.02.2011

Por fin ha llegado el fin de semana que estaba esperando. Nevó a comienzo de la misma y final de la anterior, varios días, hizo frio, y ahora ya ni nieva ni hace frio. Pero bueno, la Sierra recuperó su manto blanco, y ahí que me fui.


El recorrido es de lo mejor que ofrece la Sierra de Madrid para el esquí de travesía. Y está justo detrás de la estación de esquí de Valdesquí.

Salida con los esquíes calzados, a 0ºC, desde Valdesquí (1.850m). Conviene madrugar, y mucho, si quieres dejar el coche en el “parquing” de la estación ¡A las 8:15am, a más tardar, ya está lleno y cierran la carretera desde Cotos!

El primer tramo se desarrolla por la vertiente N, y a medida que se asciende vas viendo cómo Peñalara y su cara Sur, ya están bañadas por el sol, mientras, tú vas abrigado y a la sombra. La nieve está dura, se sube rápido.

El sol ya toca Peñalara
Llego al primer rellano, una plataforma en alto, lugar donde termina el telesilla del Noruego, y el sol aparece por encima del collado de Valdemartín. Hermoso paisaje: a la izquierda, la vertiente N de Cabezas y del coll de Valdemartín, a sus pies, el circo de las Cerradillas (recóndito lugar, ajeno al bullicio de la vecina Valdesquí, y separado de ella por lomas protectoras).

La N de Cabezas permanece en la sombra
De frente, el cerro de Valdemartín y su nieve dura, a tramos helada, por la que he de ascender ahora mismo. Cuando ha hecho viento y frío es este un tramo donde las cuchillas se usan de verdad. Hoy, en cambio, la nieve está dura, pero sin hielo, muy buena para la travesía.


Llego al pico de Valdemartín (2.270m –> 420m de D+). Desde este punto, a la izquierda se ven las caras N y S de la Cabeza del Hierro menor, punto relevante del recorrido de hoy.

Abajo, al frente, me espera el Ventisquero de la Condesa, a 1.850m. Descenso por amplia pala, con unos primeros 200m de nieve blanda pero manejable, y los últimos con nieve costra y peligrosa. El sol ya calienta, y las temperaturas de los últimos días no han sido suficientemente bajas.

Vuelta a poner las pieles en el Ventisquero, un trago y hacia la Cabeza del Hierro menor. La cara S es amplia, y la nieve mejora a medida que asciendo. El agua baja a raudales en los tramos rocosos.

 Qué hermosa es la vista desde la Cabeza del Hierro menor (2.373m –> 520m de D+). Es la llave de este circuito de esquí de travesía. La cara N se ve ya iluminada por el sol. Muy helada la nieve en los primeros metros por debajo de la cima; por lo que decido alcanzar el collado entre las dos Cabezas (2.325m) haciendo un flanqueo por la cara S. La nieve en el collado está dura y venteada.

Cabeza del Hierro mayor, desde el coll de Cabezas
Los primeros 150m de descenso hacia la entrada del tubo N de Cabezas son amplios, y si la cosa la ves mal, siempre puedes derivar hacia la izquierda y bajar por el más suave corredor NW. Pero hoy, la idea es clara, y el tubo N me llama. La nieve en el tubo es polvo, hay mucha acumulada, todavía sin compactar, los esquíes flotan y navegan sobre ella, los giros son rítmicos (que bien se portan los carving) y acompasados. La pendiente es sostenida. Los 40º-45º son uno de los alicientes. El tubo se va estrechando, pero sin llegar a agobiar.

Hacia el nivel de los 2.000m se tocan las primeras piedras bajo el manto de nieve; la navegación se ralentiza, la sonda comienza a funcionar, nueva rascada con otra piedra; los esquíes y yo nos rayamos a la par; decido terminar la navegación, y dirigirrme hacia unas huellas profundas de “montañero con bota, raquetas y piolet” que aparecen por la iquierda, al pie del contrafuerte N de la Cabeza del Hierro, lugar de acceso al tubo para los escaladores.


 Llego a la huella (1.950m), como unas almendras, cargo los esquíes en la mochila, y tomo aire antes de emprender el largo flanqueo por nieve profunda, polvo y rocas (suerte de las huellas) hacia el pie del corredor NW.

Nada de corre y disfruta  ni de zancadas ligeras en este tramo. Ahora lo que se tercia es echarse la carga a la espalda, armarse de los bastones, e ir dando trompicones por esta nieve, hasta que te puedas poner de nuevo los esquíes.


El calor aprieta y el flanqueo se hace largo. Las huellas ayudan, y cuando ya veo aparecer la punta del cerro de Valdemartín, me animo.

Cruzo un torrente, paro, tomo unos buenos tragos de agua y como algo (altitud 1.900m), la nieve ya se extiende por delante, y el dichoso flanqueo, recorriendo las Cerradillas a media altura, se da por terminado. Al fondo de este circo, que contemplé esta mañana desde la terracita del Noruego, tiene al cerro de Valdemarín como centinela.




El ascenso hasta el collado de Valdemartín (2.151m –> 250m de D+) es franco, y con unas últimas lazadas en la empinada zona final, con vuelta de María, algo incómodas si la nieve está muy helada.


Coronado el collado, tan sólo queda una larga diagonal por el S, hasta llegar al final del arrastre del Telégrafo (2.265m –> 100m de D+), para alcanzar el punto más extremo de la estación de Valdesquí, acabar el agua, quitar las pieles por 4ª y definitiva vez, y disfrutar del descenso por las suaves pistas, hasta el aparcamiento donde dejé el coche esta mañana ¡Pero qué montón de gente se concentra en este sitio!


Itinerario con 1.290m de D+ acumulado; 6h 30m de recorrido; Solitarios y bellos paisajes, ajeno contrapunto al vecino Valdesquí. Buena práctica de poner y quitar pieles.

Milaneras arriba ¡A ver quién atina! - 22.01.2011

La ola de frio siberiano que anunciaron para el sábado, afortunadamente se quedó en sólo frio.

Como sigue sin haber nieve esquiable para los que habitamos en Madrid, decidí ver desde la distancia la poca que tiene la Sierra, y opté por el bonito y gimnástico recorrido desde Canto Cochino a Pedriza posterior y collado de la Ventana, pasando por la Campana y las Milaneras.

El Cancho de los Muertos, desde el jardín de la Campana
Es una ruta original, y muy completa, donde encuentras todos los característicos pasos acrobáticos y de flexibilidad que ofrece la Pedriza, con algunos francamente curiosos. Vamos, que si te pillan sin fondo y sin entrenar, las pasas canutas, tanto durante la marcha, cuando te los ves delante, como luego, con las agujetas que te originan.

Otra de las aptitudes que has de practicar a fondo es “el sentido de la orientación”. Y no es que el itinerario no esté marcado, que lo está, con rayitas amarillas y blancas; además, hay mojones, y en cuanto te descuidas, sigues viendo mojones y en lugar de las blanquiamarillas, ahora ves círculos rojos en las rocas. Entonces es cuando te paras, entiendes que has perdido el camino, y comienzas a explorar en medio de enormes bloques de granito y bosque de roble. El entorno es recoleto.

Robles y moles de granito, a tono con el mes de  enero
Así que, esta vez he ido muy atento a no perder las “rayitas blancas y amarillas” y lo he conseguido ¡Aleluya! Día frío y luminoso. A resguardo del aire, por las Milaneras, la trepada es agradable y empinada.

Ánimo, y a trepar sin perder las "rayitas"
En cuanto llego al collado, que da vista a la cara S de las Cabezas del Hierro, constato la poca nieve que tienen. Paso a la cara N, a la sombra, que es por donde discurre el recorrido ahora, hasta alcanzar el collado del Miradero y luego “el comedor de Termes”, en las Torres. Aquí sí que se nota el frío (-4ºC) agudizado por el fuerte viento.

Como algo al sol, en el “comedor”, antes de iniciar el conocido recorrido al pie de las Torres, por la Pedriza posterior. Acabo, me preparo, me pongo las gafas de sol, y comienzo la marcha, siguiendo como hasta ahora las “rayitas blancas y amarillas”. Ando atento para no pisar las corazas de hielo formadas sobre las rocas, y a que el viento no se me cuele por entre la ropa.

De pronto observo que “tengo las Torres a mi derecha”, cuando las debería tener a mi izquierda. Yo voy siguiendo mojones, pero las rayitas ya las he perdido. No me preocupo porque más abajo veo que podré cambiar de vertiente y retornar al camino debido. Es perdedora esta zona, y con las gafas de sol, polarizadas, el amarillo de las marcas no se ve.
El resto del recorrido es para disfrutar, con una bajada comodísima y rápida desde el collado de la Ventana hasta Canto Cochino, todo por bosque.

Horario: Canto Cochino - Coll. Miradero = 2h 15m / Coll. Miradero - Coll. Ventana  = 1h / Coll. Ventana - C. Cochino = 1h 15m / TOTAL del recorrido = 4h 30m (incluidas dos paradas cortas y los titubeos).

A probarlo, que merece la pena.

Pedriza posterior en enero - 15.01.2011

La idea original para este fin de semana era hacer esquí de travesía en la zona de Valdesquí, y más concretamente, el tubo N de Cabezas. Subiendo desde el Pingarrón, por el tubo NW; pero desistí ante el panorama de acarrear las tablas un buen trecho, y luego maltratarlas por las piedras. Hay que ver lo que una semana de anticiclón y no mucho frío retrae la cota de nieve.

En su lugar opté por una marcha animada por la Pedriza posterior. Se madruga mucho menos, y tienes el recorrido claro.

Son las 9:15 cuando salgo desde Canto Cochino, a paso vivo, con destino al collado de la Dehesilla, adonde llego justo para que me dé el sol, saliendo de la húmeda y fría sombra. Con la buena temperatura baja agua por todas las trochas.

Enfilo la entretenida y empinada subida hacia el risco de Mataelvicial, camino de la Pared de Santillana, comenzando uno de los recorridos más bonitos, completos y pintorescos de la Pedriza. Un par de pasos al comienzo, entretenidos, me permiten adelantar a un par de grupos animados, dejándome ya sólo frente al paisaje y los rincones.

Al poco alcanzo el paso en la roca que da acceso al jardincillo de piedra que antecede a la Pared de Santillana. Es umbría la zona, y con el frio has de andar con cuidado por las piedras. Llego al bosquecillo que le sigue, lo atravieso corriendo y doy vista a la característica cara S de la Pared. Una cordada de 2 está en el primer largo de la vía. Me encaramo sobre las rocas, los miro unos instantes, y sigo mi camino flanqueándola por la derecha. En pocos metros más alcanzó el collado de la Ventana.

La luna sobre el coll de la Ventana
 Momento para tomar un plátano, contemplar la Pedriza posterior (no veo nieve en el trayecto), y echar una mirada hacia mi próximo destino, el collado del Miradero.

A partir de aquí, y hasta entrar en el laberinto rocoso de las Torres y Pedriza Posterior, hay una zona ideal para recorrerla a largos trancos. Cunde una barbaridad. En eso voy cuando me percibo de que me he metido en medio de una familia de cabras que, sin inmutarse apenas, me contemplan con indolencia. Las miro con cariño, porque ya las estaba echando de menos.
Las cabras son compañía habitual en la Pedriza Posterior
Enfrento una subida empinada, entre rocas, un canalón que acaba en una roca que se pasa “por su interior”, sales al otro lado como si surgieras de un surtidor. Estoy en pleno dominio rocoso de las Torres, elegantes moles que me acompañan e invitan contínuamente a contemplarlas. Pienso en mi hermano Manuel (Manumar) con quien hago buenas salidas ocasionales por el Pirineo, y en cómo le gustaría correr por aquí.

Subidas y bajadas contínuas, en suma, subida, me llevan a través de estos parajes inertes, solitarios, agrestes y bellos. La temperatura es buena, pero en las umbrías el agua se mantiene helada sobre las rocas.

Llego al “comedor de Termes”, y paso a la cara N, camino hacia el Miradero. Aquí se aguanta la nieve, está dura, pero se va bien por la huella. Paso unos metros delicados de rocas totalmente acorazadas por agua helada. Las sorteo con cuidado y llego al collado. Son las 12:15. Momento de contemplar “la Cuerda Larga” y las “Cabezas del Hierro” por el S. Atiné con la nieve. La tienen, suficiente para esquiar en ella, pero tan alta que hubiera tenido que acarrear las tablas más de 2h. Me alegro de haber cambiado la ruta.

Converso con una par de colegas que vienen en sentido contrario; hablamos de “si sus botas o mis zapatillas de trial running” y convenimos en que cada cual ha de llevar aquello con lo que más a gusto se sienta. Tomo unas almendras, un trago, y comienzo el descenso a “zancadas ligeras” hacia Canto Cochino.

Desciendo por la zona pedregosa que da acceso al bosque. Comienza el bosque, abandono la luminosidad del sol y me adentro en la penumbra de los pinos, atento a no tropezar; sería mala cosa un tropezón,  cuesta abajo y a toda marcha. Y en esas estoy cuando, de repente, me llevo por delante, con la frente, una ramita de pino, del calibre de un salchichón, que atraviesa el sendero de parte a parte. En ese mismo momento recuerdo que siempre ha estado ahí, y también doy gracias por llevar puesta la cinta en la frente y el gorro para el sol; ambos me han protegido bien. Recoloco las gafas, miro hacia la rama para fijarla en mi mente (que en la frente ya se ha marcado ella), y sigo a toda marcha.

Bonito y rápido descenso por el bosque, variado y con torrentes frecuentes. Presto atención a las marcas. Perderlas es fácil y te conduce a embarque seguro. Me confundo, retrocedo, me encuentro con un macho cabrío de gran cornamenta; nos miramos, él sigue a lo suyo, reposar tranquilo a la sombra, y yo encuentro de nuevo el camino.

Me empiezo a cruzar con grupos, alcanzo el entronque del desvío hacia el refugio Giner, ya en plena “autopista”. Mucha gente.

Llego al parking tras 4h 45m de viva marcha. Espléndido día, ambiente fresco y luminoso, y a esperar que nieve; si no, en la próxima salida recorreré las Milaneras, que también son muy llamativas y gimnásticas.

Hasta pronto, lo que no deja de ser un eufemismo, porque no creo yo que lea esto mucha gente. Salud.