lunes, 3 de octubre de 2011

Peñalara desde Rascafría. Explorando la vertiente Este.

El macizo de Peñalara desde Rascafría
El otoño es un buen momento para despedir las coloridas hojas de los robles antes de que estos pongan a hibernar sus esqueletos, transmitiendo al entorno el desolado aspecto del bosque de hoja caduca.
Me planteo un placentero “paseo” entre los robles y pinares que cubren la vertiente del valle de Lozoya, salvando un desnivel considerable para estos lares, pues se inicia el recorrido a 1.163m, en Rascafría, y se culmina alcanzando los 2.428m del Pico de Peñalara.
Diseño un trayecto circular, como a mí me gustan ¡Se ve más con el mismo esfuerzo! Desde Rascafría he de acceder al puerto del Reventón, por la cuerda alcanzar los picos de Claveles y Peñalara, para luego descender a la laguna de los Pájaros, retornando al punto de partida a través del Reajo Malo y el Brezal. Sólo por los nombres ya me puedo imaginar algo de lo que me voy a ir encontrando en esta ruta de kilometraje considerable.
La primera subida alcanza el puerto del Reventón (2.034m) a través del antiguo camino que unía los monasterios de la Granja y del Paular. Para salvar los casi 900m de desnivel sin penar demasiado basta con adaptar el paso a la forma de cada cual. El principal inconveniente estriba en la dificultad de encontrar la cancela verde que da acceso al robledal que atravesaré en los primeros 400m de ascensión. 
A las 9h dejo el coche junto al Polideportivo de Rascafría, de cuyo lateral sale una pista de tierra que es la que hay que seguir. Enseguida salgo a unos anchos prados, con varios caminos y el Paular a mi izquierda. No tengo claro cual seguir, así que voy recto hacia el Oeste, acercándome a varias de las cancelas que veo. Ninguna es la que busco. Llego a una zona preparada para el embarque de ganado, al pie de un cerro. Opto por la senda que la rodea por su derecha y voy subiendo hasta llegar, a los 15 minutos, a una presita de agua donde muere la senda. Consulto el mapa y compruebo que he de volver y bordear el cerro justo por el otro lado ¡Marcha atrás!
Vuelvo al “toril”, lo dejo a un lado y enfilo por la senda alternativa, que esta vez sí, me lleva a la cancela verde ¡Ahora comienza el recorrido bien orientado! Hay hasta balizas a partir de aquí.

El robledal está solitario, acogedor, el trote es cómodo y avanzo llenándome los pulmones de aire fresco y los ojos de los colores de sus hojas y de los helechos que también encuentro.

A la altura de los 1.547m alcanzo la portilla de salida. Se acaban los robles, cruzo una pista y sigo otra justo de frente que me adentra en el pinar.

La vegetación ha cambiado de golpe, la cresta de Claveles sigue viéndose en la lejanía, pero más a la mano. Las balizas van sucediéndose, ya no hay pinos, ahora toca piorno hasta alcanzar el Puerto del Reventón (2.050m). Desde aquí ya veo la Granja de San Ildefonso en la otra vertiente.
No me detengo y enfilo por el cordal hasta el puerto de los Neveros. Lo recorro tratando de ceñirme al senderito que a duras penas sortea las densas y leñosas matas de enebro y piorno que tapizan estos parajes,  azotados por el viento ¡Si te sales, tus tobillos peligran, y de qué manera!
En un continuo sube y baja paso por el Cerro Morete (2.133m); en los Altos de los Poyales (2.079m) me detengo para tomar un plátano y beber un gran trago de agua ¡Ya lo necesitaba! Desciendo al Puerto de los Poyales ((2.021m) para subir, a continuación, al Cerro de los Neveros (2.131m); sin detenerme alcanzo el collado de los Neveros (2.095m).

Amplia zona de tasca sobre la que se yergue, por fin cerca ya, la cresta que une el risco de los Pájaros con el de Claveles.
Sigo el trote que no he abandonado desde que dejé Rascafría hasta llegar al pie de la cresta. Ahora ya encuentro muchos excursionistas. Entre los que suben de la Laguna de los Pájaros y los que bajan de Peñalara, hay verdadera aglomeración en la cresta.
Alcanzo la cima de Peñalara (2.428m) a las 12:30h. Justo a  tiempo para sumergirme durante media hora en la jarana y el vocerío de las decenas de personas que se hacen fotos, comen sus bocatas, abrigan a los más menudos, y buscan guarecerse como pueden, igual que yo, del fresco aire que ventila la cima.

Unas almendras, una barrita energética, un trago de agua y de vuelta a la cresta de Claveles y los Pájaros. Es bien entretenida; con buen día y roca seca, como hoy, el paso de sus aéreos bloques resulta rápido y divertido. Con hielo o niebla es ¡harina de otro costal!

Desde el pie de la cresta enseguida alcanzo la Laguna de los Pájaros, y por el desagüe de la misma comienzo mi “descenso a trocha por terreno desconocido” de la jornada, en dirección a la Laguna del Operante.
Hacia la mitad de la bajada me cruzo con “un solitario como yo”, que va subiendo. Le pregunto si conoce el descenso desde la laguna hasta alcanzar una pista que surca la vertiente a la altura de los 1.700m. Me mira atentamente antes de responder “desaconsejándome fervientemente tal alternativa”. Guillermo, que así se llama, me dice que ya lo bajo él una vez, y que me encontraré: primero, que no hay senda alguna, después, una zona tupida de piornos de 1,5m, que luego da paso a una inclinada pendiente de “apretado bosque de pino y roble”, también sin camino. Nos entretenemos conversando un rato, y nos despedimos, yo diciéndole que voy a ir por donde él hizo de explorador, por lo que me recomienda mucho cuidado con las torceduras “que vas con zapatillas y no con botas”.

La verdad es que los piornos se las traen. Yo voy siguiendo las tenues trazas dejadas por alguna vaca mientras desciendo “piorno hasta el pecho”.

Ahora toca el tramo de bosque. Aquí, a pesar de la pendiente, voy algo más ligero ¡Por fin llego a la pista! Han sido 240m de bajadita salvaje de verdad.
Por la pista se trota bien, en suave descenso. Recorro dos kilómetros hacia el N, y llego a una bifurcación. Si hubiera seguido de frente 2 km más, hubiese enlazado con el itinerario de subida. No lo hago y tomo la lazada hacia la derecha que continua ahora hacia el Sur otros 2km, hasta girar hacia el Este, en sentido hacia el Paular, sin parar de trotar. Las piernas ya se van notando y la garganta pide agua.
A las 16h llego al coche, cansado pero muy contento por el circuito trazado, tras haber recorrido 26km, salvando un desnivel de 1.500m de D+, con 500m sin sendero que tienen su punto.

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