lunes, 9 de abril de 2012

Integral de la Sierra del Hoyo. Puerta y mirador de la Cuenca Alta de Manzanares.

La Cuerda Larga vista desde la Sierra del Hoyo
La sierra del Hoyo, con una una altitud en torno a los 1.300m – 1.400m, está situada entre el monte del Pardo y  la Sierra de Guadarrama, alzándose por encima de la localidad de Hoyo de Manzanares, protegiéndolo de los relentes de las cumbres más altas de la Sierra vecina.  Aúna lo más característico de ambos lugares, y se presenta a primera vista como un secarral de granito y jaras pringosas, pero ¿No es así el aspecto que ofrece la Pedriza desde lejos?

Constituye la “pre” de la Sierra de Guadarrama, y  a medida que se trepa por sus barrancos y peñas nos adentramos en un entorno natural dominado por encinas y enebros, algunos alcornoques y robles, y abundantes matas aromáticas de cantueso, tomillo y romero.
En lo tocante a los nombres de los puntos más característicos, yo aquí enumero algunos, y cada cual que saque sus propias conclusiones: Peña el Picazo (1.290m), El Estepar (punto culminante con 1.403m), Peña del Diablo (1.353m), Canto Hastial (1.370m), Barranco de la Peñaliendre: lugar por donde baja abundante agua que se oye pero que no se ve, tal es la maraña de zarzas que lo cubren en toda su longitud.
Tenía que nevar; tenía que nevar y por fin nevó, solo que en abril. Y la Sierra se cubrió con un manto blanco que no ha tenido en todo el invierno, y que ahora para poco aprovecha. De manera que decidimos cambiar el destino de la salida previsto: el Hoyo Cerrado, por otro sin nieve: la Sierra del Hoyo. Que no son lo mismo, pero algo sí tienen en común, al menos en el nombre.
No es preciso madrugar demasiado (son las 10:30h cuando comenzamos en la Berzosa), pero sí contar con que deambularemos por un entorno “particular” en varios sentidos: el lugar está dentro de una zona  virgen y poco frecuentada,  en la que hay bastantes propiedades privadas, por lo que no siempre “cualquier senda es válida”. Yendo con este cuidado es posible explorar y descubrir estos parajes.
Pistas de arena de granito al comienzo, que se van convirtiendo en trochas a medida que subimos, mientras vamos dejando abajo el bien ordenado y humanizado bosque de Hoyo de Manzanares.
Las nieves de la parte alta de la Sierra, vertidas aquí en forma de lluvia, han dado la señal para que entre los bloques de granito comiencen a aparecer los primeros signos de la primavera en forma de narcisos.
No faltan rincones donde la humedad se ha concentrado y el frescor de la sombra y de la verde hierba invita a hacer un alto. Todavía el bosque cubre estas laderas iniciales de la Sierra.
Así, poco a poco, vamos subiendo, buscando y usando las sendas “permitidas”, encontrando unas “huellas de moto” que preferiríamos que no hubiesen estado.
El Picazo, desde las proximidades del cerro del Estepar
Por estos andurriales mayormente inhóspitos la naturaleza sigue ofreciendo detalles, humildes y a ras de suelo algunos, como estos hongos que medran en un tronco medio seco que aflora por encima de la hojarasca de encina; hay que fijarse bien e ir con atención para  no perdérselos.
Y así, entretenidos en estas y otras observaciones, llegamos al pie del punto culminante de esta Sierra, la punta del Estepar (1.403m), con pilón  geodésico y cruz.
Fácil trepada hasta la cumbre, mirada hacia la Pedriza, al Norte; al Sureste Hoyo de Manzanares, tranquilo, 400m más abajo, y en marcha a por el resto del cordal que ahora apunta directamente hacia el Noroeste. Dejamos atrás el abrigo del bosque y encaramos la amplitud de la loma, abierta al sol.
El camino discurre por la vertiente Noreste, dando continua vista a la Cuerda Larga y Pedriza; allí la nieve, aquí seco. A partir del Estepar hay una valla de aproximadamente 1m de alto, hecha a base de piedras y losas de granito, que se sigue durante el resto del recorrido hacia el Canto Hastial, por su derecha hasta llegar al pie de la Peña Covacha, lugar en el que se cruza a la izquierda, por donde se continúa hasta el final. En total unos 3km de murete ¿Quién lo construiría? ¿Quiénes se encargarían de acarrear y colocar las piedras? Se encuentra en muy buen estado.
Encinas al principio, brezos, jaras y enebros conforme nos acercamos a la Peña del Diablo (1.353m), cima a la que nos encaramamos, haciendo un zig-zag en nuestro camino, observando los musgos que almohadillan las rocas que dan al Norte.
Algo más adelante, a nuestra izquierda,  las últimas estribaciones rocosas de la Peña del Diablo: granito, carrasca, enebro y musgo, encaran con su “fresco Norte” la solana por donde transitamos.
De nuevo en el sendero reanudamos la marcha para completar lo que nos queda hasta el último promontorio de la Sierra, el Canto Hastial. Renacidos piornos junto con seca hierba flanquean nuestro camino.
El Canto Hastial con su redondeada cima
El Canto Hastial (1.370m) se alcanza sin dificultad, pero con calor. Altas jaras por encima de las cabezas proporcionan transitorios pasillos umbríos que se acaban pronto, dando paso al terreno raso. En la cima hay una antena bien anclada y una placa solar unos metros más abajo, dentro de un recinto vallado. Un grupo de 4 cabras domésticas se acercan a beber en una poza del granito, ahora llena de agua, y a curiosear sobre este ser que, para su chasco, no lleva ni chucherías, ni sal, ni cámara de fotos (en este punto el chasco es para mí, que la he dejado en la mochila algo más abajo antes de subir a la cima corriendo). La más atrevida se acerca lo bastante como para que, mientras lame un dedo de mi mano (algo salado encontrará), yo le pueda acariciar levemente la testuz.
Finalizado el encanto, desciendo rápidamente y retornamos por donde hemos venido, hasta llegar de nuevo al pie del lomo de la Peña del Diablo, desde donde comenzamos nuestro descenso hacia el calor de la cara Suroeste.
Peña del Diablo, desde el collado de la Peña Covacha
Bordeamos la Peña por la línea de 1.200m, pasamos junto a una edificación semiderruida (cierta importancia debió tener “en sus tiempos”, porque contaba con dos chimeneas, y hay un mirador a pocos metros con murete y peldaños de acceso),  hasta llegar poco después a la embocadura del barranco de la Peñaliendre, lugar por donde descendemos ya derechos hasta la cota de los 1.000m. La trocha discurre por dentro de una verdadera torrentera, muy estrecha a tramos y tan profunda que las jaras de los laterales sobrepasan sobradamente la altura de las personas. Nuestro transitar va acompañado por el rumor del agua que no se ve. En los ocasionales momentos en los que se puede atisbar por entre las jaras se observa que el cauce está totalmente cubierto por una maraña de zarzas que desaniman cualquier intento de aproximación. Vamos que ¡Si no se lleva agua se pasa sed!
Finalmente alcanzamos la pista que une la cascada del Covacho (a nuestra derecha) con la Berzosa (a nuestra izquierda), camino por donde retornamos al punto de partida, ahora sí por terreno descubierto, donde los árboles aislados, en plena época de brote y cuajados de semillas, proporcionan alimento a los pájaros.
Tras alguna corrección de rumbo para seleccionar la senda correcta de entre las posibles, llegamos a las 15:30h al lugar donde dejamos el coche esta mañana (en el límite de la urbanización de la Berzosa).
Recorrido de unos 15km, salvando un desnivel acumulado de unos 570m de D+, por una zona bastante virgen y bien conservada, cuyos senderos e indicaciones hay que respetar, poco recomendable en época de calor por su baja altitud y su gran exposición al sol, ya que se encuentran pocas zonas de arbolado a lo largo de la mayor parte del recorrido. 
 

6 comentarios:

  1. Excelente ruta, Carmar. Hace años que no voy por esa zona, pero viendo como la has descrito, creo que me daré un garbeo por ella. Si, además, como son quince kilómetros siempre será posible equivocarse y tener tiempo para rectificar. Pero sí sería bueno disponer de un croquis por donde fuiste por trochas y trepadas.Parecen muy interesante e imaginativas.
    Breves saludos.
    d;Deica-r

    ResponderEliminar
  2. Gracias :Deica-r por visitar el blog.
    El croquis te lo he tratado de enviar a la dirección de correo que aparece en tus datos. Pero sin éxito ¿Tienes otro correo alternativo?
    Espero que saborees la excursión. Si hace poco que ha llovido, encontrarás alguna que otra surgencia de agua aprovechable; si no, mejor llevar algo, porque la zona es seca. Hasta la próxima. Salud y montaña.

    ResponderEliminar
  3. Gracias Carmar, te he enviado por valija interna lo que me pedías.
    Bueno, es que un blog como el tuyo merece la pena recorrerlo y seguirte mediante tus fotos por los lugares por donde vas. Además, tus fotografías y relatos, son muy interesantes. Las fotos son muy buenas y las palabras también. Tienes cosas muy curiosas entre esas rocas, entre cabras. Disparar mientras se corre no es cualquier cosa...jeje
    Breve saludo
    bDeica-r

    ResponderEliminar
  4. Bueno, estas palabras de alguien que tiene unos blogs como los tuyos, son bien motivadoras. Ah!, por cierto, disparar mientras uno corre puede originar algún que otro esguince. En fin, de nuevo gracias por poder contarte entre los seguidores. Hasta pronto. Salud y montaña. P.D.: Ya me dirás si por fin te ha llegado el croquis.

    ResponderEliminar
  5. Gracias nuevamente Carmar, el croquis es excelente y de gran ayuda para la búsqueda de lugares que motiven buenas tomas y largas trepadas. Los días prometen, con esas nubes decorativas.
    Andaremos por estos lares viajando lo que podamos contigo y poder imaginar los(tus) recorridos.
    En todo caso, un breve saludo.
    Salud, libertad y montaña.

    ResponderEliminar
  6. http://fincalaladeraypicazos.blogspot.com.es/2012/10/la-finca-la-ladera-y-picazos-es-una.html

    ResponderEliminar