domingo, 8 de diciembre de 2013

Un lugar llamado Pedriza.

Las cosas con calma. No hay prisas. Buscamos una senda poco frecuentada, localizamos su comienzo, y adelante. La imaginación abierta, receptiva; las piernas distendidas, prestas para la gimnasia y las grandes zancadas; la vista atenta a los regueros helados que acechan en las umbrías.

Frío, roca, sol y algún hielo es lo que encontramos si, en la antesala del invierno, deambulamos por la Senda Maeso y la Gran Cañada, lugares por los que, a menos que surja un despiste, transitaremos cómodamente por el mundo del caos pétreo sin alejarnos demasiado del embalse de Santillana y del castillo de Manzanares el Real.

Por un lado nos sentimos atraídos por lo inhóspito y por los detalles que, a nuestro entender, lo dulcifican,


Mientras que por otro, encontramos paredones y enclaves que preferimos contemplar desde una “prudente” distancia.


De esta manera, lo mismo a la vez atrae y aleja.


Un mundo granítico que estimula la imaginación, en el que cada roca o rincón evoca formas diversas. 



Así es la Pedriza. Any one can walk through this chaos.


2 comentarios:

  1. Hola Carmar

    La primera foto de Peñas Cagás es espectacular...y el Elefantito, un caprichoso prodigio de la erosión. Que bonito el "museo de las formas".

    Un abrazo

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    1. Fuente inagotable de hermosas sensaciones es la Pedriza ¿La Capadocia Hispana, quizá? Un abrazo, Rafa.

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