martes, 15 de abril de 2014

El Moncayo, tan sólo hay que subirlo. Vía normal y collado Bellido.

A la dcha., el collado de Castilla, seguidamente, las tres cumbres que componen el grupo del Moncayo: Pico de S. Miguel o Moncayo, Alto del Collado de las Piedras y Pico de la Lobera. 
El Parque Natural del Moncayo contiene algo más que las redondeadas lomas que unen las cimas de sus tres picos principales dispuestos de Norte a Sur: el primero de ellos, el más al Norte, el Pico de San Miguel o Moncayo (2.314m), siendo éste el que atrae a la mayor parte de los visitantes, el segundo, central, el Alto del Collado de las Piedras (2.274m), y el más al Sur, el de la Lobera (2.226m).

Este elevado cordal está flanqueado por dos collados, el de Castilla (1.920m), al Norte y el de Bellido (1.810m), al Sur. La vertiente Este, la más abrupta, ofrece una variada vegetación que, por franjas, la cubren en función de la altitud: robles, pinos, abedules, hayas y vuelta a  los pinos de altura.

La ascensión al pico del Moncayo, cuando el tiempo lo permite, no ofrece dificultad alguna, tan sólo hay que subir, ahora bien, en invierno presenta unas severas condiciones de nieve y hielo dignas del mayor esfuerzo; en los días ventosos, los más,  sus cumbres muestran una hostilidad sin parangón; y cuando no, es la niebla la que hace que desaparezcan de la vista. En fin, que los días buenos hay que aprovecharlos, como en todas partes.
  
El circuito que me planteo para el día de hoy consiste en alcanzar la cumbre por la vía normal, desde el Santuario, y después, en función de la cantidad y estado de la nieve que encuentre, pues ya veremos. Porque estando a mediados de abril todavía queda mucha y, yendo con zapatillas de “trial running”, hay que cuidar dónde se pisa.

Tras pasar por el gran aparcamiento de Agramonte, atravieso un bosque de abedules que, en pleno proceso de sacar la hoja, y con el sol todavía rasante, confiere un ambiente fresco al solitario entorno.

Bosque de abedules
Dejo el coche en el parking de la Fuente de los Frailes (1.350m), donde se acaba la carretera asfaltada y una pista de tierra toma el relevo hasta el Santuario de la Virgen.

El lugar se encuentra solitario. Por delante, 1.000m de desnivel para alcanzar la cima principal, el Moncayo o pico de San Miguel (2.316m).

Emprendo la marcha por la pista y, a unos 300m, la abandono para tomar el sendero que, hacia la izquierda, se adentra en un bosque de pinos salpicado de acebos, que cruza en un par de ocasiones la pista de tierra por la que los vehículos pueden alcanzar el Santuario de la Virgen (1.568m). La pendiente moderada permite un avance rápido.

Las rojas bayas del acebo ponen su  nota de color
A la izquierda del Santuario hay un cartel indicador: hacia la izquierda, al collado Bellido; hacia la derecha, la normal a la cumbre del Moncayo. Elijo la segunda opción, el sendero es amplio y se sigue bien, casi sin darme cuenta llego al límite del bosque saliendo a terreno descubierto. Enfrente, los paredones del Cucharón, cubiertos por la nieve, se yerguen sustentando, a la derecha, la cima del Moncayo o Pico de San Miguel. 

El Cucharón del Moncayo
En éste circo, a diferencia de lo que suele ocurrir en la mayoría de las montañas, a medida que te aproximas a sus paredes se van mostrando más verticales. De hecho, las partes altas, con sus 45º ó 50º de inclinación, junto con las cornisas de hielo que se forman en invierno en la salida a la loma, constituyen todo un reto para los montañeros, y cuentan en su haber con más de un accidente mortal por caídas.

La senda discurre por la ladera izquierda (en sentido de la marcha) del Cucharón, de momento evitando la nieve. 

Y salva los 400m largos de desnivel con una pendiente bastante acusada alcanzando, en el cerro de San Julián, la loma que conforma el circo y que se ha de recorrer en su totalidad, llaneando más bien, hasta la cumbre del Moncayo, a la derecha, y con unos cuantos parches de nieve que se cruzan sin problema alguno.

La cumbre del Moncayo (2.316m), aparte de las vistas hacia el Pirineo lejano, no tiene nada de relevante, es una superficie plana y amplia donde la rala vegetación pugna por asomar a la superficie. Mientras tomo un plátano y unas almendras, contemplando cómo el vértice geodésico de la cima "está que echa nubes", me preparo para volver sobre mis pasos y alcanzar el segundo de los picos, el Alto del Collado de las Piedras (2.274m), por el que pasaré en el camino hacia el collado de Bellido.

Desde la cima del Moncayo, al fondo, el Alto del Collado de las Piedras.
Comienzo ahora el recorrido Norte – Sur de los picos de la Sierra del Moncayo. Suave sube – baja de unos 5km, sobre canchal de lajas con tenues trazas de sendero, y contemplando a cada rato el tramo que aún falta por salvar hasta llegar al collado de Bellido, allí en la lejanía. La amplitud de panoramas es lo mejor de éste tramo por las alturas.

A la derecha, el pico de la Lobera;al final de la loma, abajo, el collado de Bellido.
Desde el pico de la Lobera (2.226m), último de la serie, me detengo para contemplar los múltiples planos que el paisaje ofrece, con las Peñas de Herrera en primer término.

Los castilletes que componen las Peñas de Herrera, en primer término.
Siguiendo los escasos mojones y manteniendo el bosque permanentemente a mí derecha, voy descendiendo la tendida pendiente que conduce al collado Bellido, lugar lejano, cubierto de piorno y ralo pasto, donde los pinos, batidos por el viento, alcanzan poca alzada. 

Punto a partir del cual toca retornar hacia el Santuario de la Virgen por un sendero que, perdiendo altura suavemente, y a lo largo de sus 4,5 km por la base de los circos de la Morca y de Gaudioso, constituye un regalo para los sentidos.

Vistazo al collado Bellido antes de iniciar el descenso que recorre la cara Este.
A partir de este punto, bosque primigenio y canchales se suceden, cortos petachos de nieve cubriendo algunas zonas, que he de atravesar con cuidado.



Momentos de “alto” para mirar hacia arriba, al collado de la Morca y el Alto del Collado de las Piedras, punta donde confluyen los circos de la Morca y de Gaudioso. Hace algo más de una hora que estaba yo corriendo por esas alturas.

Collado de la Morca y Alto del Collado de las Piedras.
Mirada también hacia atrás y a lo lejos, al collado Bellido, con detalle de la glera que acabo de cruzar poniendo cuidado al lanzar las zancadas, para evitar torceduras. Me siento bien en mi soledad, en esta montaña que desde niño contemplaba con admiración y que hoy recorro con la satisfacción que produce estar en comunión con el entorno.

Al fondo, a la izquierda, al pie de la loma, donde el pinar se torna canchal, el collado de Bellido.
Nítida senda atravesando la pedrera.
Pero toca seguir, que aun queda trecho. Continúa la senda internándose en bosque más abigarrado.

El Santuario ya está próximo,

Procuro alejar las pisadas del trajín del hormiguero. No quisiera disturbar ni ser notado / invadido por las afanadas hormigas.


Llego al Santuario; sin parar continúo la carrera hacia la Fuente de los Frailes descendiendo por medio de un pinar de altos ejemplares, 

Alcanzando finalmente al coche tras haber realizado un circuito de unos 18km de recorrido, salvando unos 1.100m de D+, transitando por unas zonas boscosas, solitarias y frescas, que pasa de largo quien opta por hacer el mismo itinerario de ida y vuelta desde el Santuario hasta la cima del Moncayo.

Atrás quedan las cimas del Moncayo, su nieve derritiéndose bajo el sol de la primavera.

2 comentarios:

  1. Eeeeeiiiinnn Carmar!!

    montaña desconocida para mi ... una curiosidad ... el Moncayo en las cartas aeronaúticas estaba marcado con menor altura de la real, varios aviones en los años 70 se estrellaron en esta montaña ... todavía resulta fácil ver restos de estos aviones.

    Bonita ruta.

    Salud y montaña!!!

    Trasgu

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  2. Como eres un montañero inquieto, seguro que te encontrabas a gusto por este entorno. Restos de aviones no vi ninguno, pero sí que es curiosa la información. Salud y Montaña, Trasgu.

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