martes, 22 de julio de 2014

Piedralaves y pico Lanchamala. Un lugar donde los robles y los pinos llegan a centenarios.

Presa de Piedralaves, en el cordal, a la izquierda, el pico Lanchamala
El pico Lanchamala  constituye el punto más alto de la Sierra del Valle, prolongación oriental de la Sierra de Gredos, y forma parte de un cordal que se extiende de Este a Oeste. Los bosques y parajes de sus vertientes Norte (cuenca del Alberche) y Sur (cuenca del Tiétar) tienen el aspecto de ser poco frecuentados, salvo el muy conocido Castañar del Tiemblo, que en otoño se satura de visitantes.

Es temprano cuando Francisco y yo comenzamos la marcha en la presa de Piedralaves o del Horcajo (1.036m), con la intención de recorrer el tramo de cordal entre el Puerto de Navaluenga (1.784m) y el Portacho de las Serradillas (1.855m), en medio el pico Lanchamala (1.994m), si bien el propósito real no es otro que el de visitar los robles y pinos centenarios que se encuentran en esta vertiente Sur de la Sierra.

La mañana es fresca, estamos a la sombra, y como el frío se combate caminando, iniciamos sin demora la marcha hacia la Pradera del Pozo, amplio rellano al pie del Puerto de Navaluenga, introduciéndonos en un hermoso bosque de robles.

Qué delicia de entorno en el que la humedad y el relente de la noche se hacen presentes a cada paso.


Nos dejamos imbuir del ambiente de musgo y helecho, de vez en cuanto encontramos mojones aislados, hay poco o ningún rastro de pasos anteriores, y así vamos subiendo hasta salir a un terreno más abierto, libre de robles.

Nos encaminamos hacia el pinar que se encuentra a nuestra derecha. Enhiestos y altísimos ejemplares que preceden a la Pradera del Pozo (1.436m).

Una vez en ella decidimos subir directamente al cordal, recto y todo tieso hasta la punta del Llano de la Plata (1.846 m). Cuatrocientos metros que nos hacen entrar en calor ¡Suerte que las nubes andan revueltas esta mañana y nublan el cielo rebajando el sol!

Desde arriba contemplamos la presa de Piedralaves, ochocientos metros más abajo, lugar que no perderemos de vista a lo largo de la ruta de hoy.

Presa de Piedralaves desde el Llano de la Plata
Seguimos el recorrido por el lomo de la Sierra por trocha que discurre entre piornos, de momento no demasiado altos. Extensos piornales, de apariencia suave y colorida en la distancia, que muestran su lado más punzante y leñoso en la proximidad. 


El viento y las nubes contribuyen a que el ambiente resulte frío por estas alturas, y así vamos pasando por los distintos puntos culminantes hasta llegar al más alto, el de Lanchamala.

Observadores observados
Bajamos al Portacho de las Serradillas y, sin darnos cuenta de que desde aquí tendríamos que empezar a bajar, continuamos derechos ascendiendo al siguiente pico, el de la Serradilla. Durante la subida los piornos nos llegan a la altura del pecho y transitar entre ellos resulta muy penoso. Mientras braceamos entre los espesos y duros matorrales un pensamiento comienza a cobrar cuerpo: <<Lleguemos hasta esas rocas de ahí arriba y miremos el mapa >>. Nos decimos. Y eso hacemos. Nos guarecemos del viento, sacamos el mapa, lo miramos, y constatamos nuestro despiste ¡Tan embalados íbamos que hemos pasado de largo el Portacho! Así que, otro “peeling” con los piornos y vuelta por donde acabamos de subir.

Desde el Portacho hacia abajo la senda discurre por un agradabilísimo pasto de altura por donde nace y circula el arroyo de la Serradilla cuyas aguas, a medida que descienden, van encajonándose en una pendiente y estrecha garganta.

A la dcha. el pico Lanchamala
Las aguas del arroyo de las Serradillas se embarrancan camino de la presa de Piedrlaves
Las marcas nos llevan por la derecha del barranco que se va formando. Nada recomendable tomar unos mojones que se internan hacia él; mejor seguir por la clara senda que, circunvalando la loma que desciende de la Serradilla, nos encamina primero hacia el Cerrillo del Enebro para alcanzar enseguida el paso entre éste y el de la Sarnosa, desde donde se tiene una buena vista del resto de cordal de la Sierra del Valle hacia el Oeste, con los picos relevantes de Lanchalisa y Mojón Cimero, así como de los bosques que cubren su cara Sur, llegando de esta forma al final del arco que venimos trazando desde esta mañana.

Hacia la vertiente de Piedralaves un frondoso bosque de robles se abre ante nosotros y descendemos embelesados por este último e inesperado hallazgo.


Quercus pyrenaica = roble melojo = rebollo

Llegados a una pista, y por acortar el recorrido, decidimos rematar la bajada con el punto de aventura que supone abandonar el buen trazado de la misma y lanzarnos hacia abajo, y por empinadísima pendiente (benditos bastones sin los que ni lo hubiéramos intentado siquiera), al encuentro de la presa que ya tenemos bien próxima. Áspera, intrincada y resbaladiza bajada que nos deposita finalmente junto a las embalsadas aguas tras haber realizado un recorrido de unos 14 kilómetros, salvando un desnivel total de unos 1.100m de D+.

Castilla serena e introspectiva que, carente de cualquier vestigio de ostentación, atesora en las faldas de la Sierra del Valle unos parajes y conjuntos de árboles centenarios, espectaculares en cualquier época del año.

Castañar en flor

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. De anónimos o nombrados se agradecen las visitas y los comentarios. Me alegro de que te haya gustado. Un saludo.

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