domingo, 11 de marzo de 2018

El Pico del Nevero tras una gran nevada.


Pico del Nevero desde la vertiente de Lozoya
Con sus 2.209m es una de las montañas más elevadas de la Sierra de Guadarrama, que se extiende por el Cordal del macizo de Peñalara hasta el Puerto de Navafría.

Su silueta es visible desde que se entra en el valle del Lozoya, y cuyo pequeño cóncavo de la cara Sur  mantiene un nevero hasta bien entrada la primavera, de ahí su nombre.

El resto de las vertientes carecen de las verticalidades de la Sur y constituyen unas vías de acceso muy atractivas y adecuadas para esquíes o raquetas cuando la nieve lo tapa todo, a la par que el bosque de pinos que las cubre entre los 1.500m y los 1.900m ofrece un espectáculo visual de primer orden tras cualquier nevada reciente.

La vía habitual hasta la cima arranca desde el puerto de Navafría, al cual se accede por carretera y cuya altitud (1.773m) convierte el ascenso en un agradable paseo que salva un desnivel de unos 450m, garantizando en esta época la continuidad de la nieve desde que uno se pone en marcha. Portear los esquíes es algo que evitamos siempre que podemos.

Ha estado nevando hasta las 7 de la mañana aproximadamente, así que cuando empezamos la marcha en el puerto de Navafría en torno a las 9:30h vamos abriendo huella en un entorno espléndido y silencioso.

 
Cruzamos la carretera en dirección Oeste, superamos una zona vallada y enfilamos la amplia pista ascendente, un cortafuego en realidad, que gana altura directamente por la ladera: a la derecha, bosque recién nevado que promete una atractiva esquiada durante el descenso; a la izquierda, alambrada y más bosque.

 
La belleza del entorno parece que nos distrae de la fuerte pendiente de los primeros kilómetros del itinerario. Ahora que, alguna zeta ya nos toca hacer para moderar el esfuerzo.

 
Al finalizar el pinar las rampas se suavizan un poco, los árboles se hacen más escasos y las vistas se hacen más amplias, permitiendo contemplar el valle del Lozoya,  la Cuerda Larga y el macizo de Peñalara.



Embalse de Pinilla en el valle del Lozoya
 
Las Cabezas de Hierro en la Cuerda Larga
 
Macizo de Peñalara
La alambrada junto a la que se realiza todo el recorrido puede ser, en casos de poca visibilidad, una buena referencia para seguir el rumbo correcto.


El Alto del Puerto ya es visible y no tan lejano.
 
Alto del Puerto
 
Seguimos cordal adelante; sabemos que estamos pasando junto a antiguos restos bélicos (trincheras y apostaderos), pero nada de ello se ve. La nieve lo oculta todo.

La alambrera delimitadora de vertientes sirve también para advertir y prevenir de la gran caída que supondría entrar inadvertidamente en la vertiente Sur. Esquíes y raquetas van mejor por el lado Norte de la misma, donde la loma es suave.

A medida que subimos la vista se nos va repetidamente hacia los bosques que tapizan la ladera segoviana, totalmente desconocida por nosotros, y decidimos que la próxima primavera recorreremos dicha zona.

Vertiente segoviana
El fuerte viento del Noroeste nos da de pleno y hace que vayamos con la ropa bien ajustada. Los ojos lloran sin cesar. Su azote ha moldeado la superficie por la que avanzamos y las cornisas cuelgan sobre la cara Sur de la montaña. 

Cornisa a la que procuraremos no acercarnos demasiado

Una señal indicadora, solitaria en medio de la blanca superficie, nos indica que vamos bien. Procuramos avanzar algo por debajo de la loma cimera para evitar en lo posible las fuertes rachas.

El hielo hace su aparición a medida que nos acercamos a la cima del Nevero. Su vértice geodésico constituye el único abrigo precario contra el viento que no cesa. El panorama desde la cumbre es amplio y espectacular.

 
Cima del Pico del Nevero, con su vértice geodésico. Al fondo la Cuerda Larga; a la dcha. Peñalara
Desde el Nevero, a continuación la aplanada cima de la Peña de la Cabra. Al fondo, a la izq. Peñalara
Guarecidos tras el vértice tomamos unas almendras y nos ponemos las botas y los esquíes en modo descenso. Plegar y guardar las pieles en la mochila no resulta tarea fácil, pero al final todo queda recogido y emprendemos la bajada.

Mientras tanto las nubes han sido arrastradas y el día se ha quedado espléndido, de manera que la buena visibilidad, junto con la calidad de la nieve, contribuye a un descenso de lo más placentero. Y sí, hemos de explorar desde abajo la subida al Nevero por la ladera segoviana.
 
Atrás queda el Pico del Nevero
En bajada constatamos cómo la nevada ha cubierto  cualquier cosa que sobresale
Como habíamos anticipado, los doscientos metros finales de esquí sobre la nieve virgen del pinar, hasta llegar de vuelta al Puerto de Navafría, ponen la guinda perfecta a una jornada mañanera de invierno en la que ascendimos al Pico del Nevero sin apenas cruzarnos con nadie, abriendo huella y resoplando en el silencio del bosque recién nevado.
 
 
 

8 comentarios:

  1. Hola Carlos,
    Me parece que no te encontraste a nadie por el Nevero porque, en invierno y con nevadas importantes como la que había, ese monte es para gente curtida que aguante bien el viento constante y no poder sentarse a descansar en todo el día porque no hay sitio!! :-)
    La subida por la cubeta de la cara sur directo a la cima es también muy guapa y requiere esfuerzo aunque se va más protegido del viento, solo te lo encuentras al llegar arriba, de golpe, eso sí. Supongo que recuerdas que por esa zona solía yo andar bastante. Ahí es mejor ir con crampones y piolet, aunque la bajada con esquíes debe ser también muy buena.
    Por la vertiente segoviana hay varias pistas donde están los del esquí de fondo de Navafría, cuando hay nieve no les gusta que les pisen la huella que hacen ellos con la máquina. Y en verano hay muy buenos paseos por ese pinar, que me parece que es de la Villa de Pedraza nada menos, que queda algo lejos.
    Que los disfrutes, y a ver si nos vemos, que tengo varias salidas con la bici pensadas en esas pistas.
    Abrazo y mucha montaña!!

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    1. Gracias Francisco por la visita y el comentario. Siendo el Nevero a ti, casi lo que el Vignemale al conde Russell, cómo no me voy a acordar de ti cada vez que voy por sus alturas. Sé de tu gusto por esta montaña y de su cara Sur, especialmente.

      Esas pistas que tú recorrerás en bici serán las que, si todo va según lo previsto, recorreré yo con esquíes para reconocer la cara Norte y coronar desde ella. Pero esto aún ha de darse.

      Salud, Montaña y un fuerte abrazo.

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  2. Por cierto, estaré por el Pirineo a finales de agosto, si te apetece ir por alguna pedrera de esas guapas que te sabes, solo tienes que decirlo :-)))

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    1. Nuestra salida por el Pirineo de finales de agosto es ya una tradición que hemos de cuidar y mantener, of course :-)))

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  3. Desde luego que este año te está dando una buena sesión de nieve para que aproveches al máximo este complicado meteoro que, seguramente, recordarás con mas ganas cuando llegue el estío con su hastío caluroso.
    El paisaje es una balsa de paz (por lo menos visto desde la pantalla, jeje...).
    Un abrazo.

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    1. Desde la pantalla se percibe la paz del entorno, a lo cual ayuda la ausencia del audio que, de otro modo, transmitiría el azote continuo del viento en altura; pero vamos, que a pesar de ello la paz que se encuentra en esos territorios solitarios no se halla fácilmente en otros lugares.

      En verano buscaremos más si cabe la sombra y el cobijo de los bosques, o el fresco de las grandes alturas.

      Un abrazo.

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  4. Hola Carmar.

    Cima solitaria y ventosa, me recuerda al Moncayo. Un recorrido precioso, donde el viento moldea la nieve, creando un desierto blanco, por el que disfrutar con las raquetas o los esquíes.

    Veo que por allí el tiempo está siendo más benévolo los fines de semana, aquí en los pirineos mucha nieve pero muy mal tiempo, a ver si hay suerte y esta semana santa mejora el tiempo.

    Un saludo.

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    1. Sí que tiene un aire al Moncayo. Y también un viento ;-) que lo asemeja aún más. La diferencia está en el bosque que cubre las laderas; los pinares segovianos son de lo mejorcito.

      Buscaremos "la suerte" en esta SSanta y a ver si podemos hacer alguna salida buena por el Pirineo.

      Hasta entonces, un abrazo.

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