lunes, 30 de abril de 2018

Las Machotas (Alta y Baja) desde la Silla de Felipe II.


Serrezuela de las Machotas desde la Silla de Felipe II
La Serrezuela de las Machotas es uno de los enclaves poco conocidos de la Sierra de Guadarrama, que constituye una atalaya desde donde contemplar el próximo Abantos (1.753m), señor de la zona, así como las poblaciones entre las que se alza, el Escorial (en la vertiente Noreste) y Zarzalejo (en la Suroeste).

Se trata de dos grandes moles graníticas que, al estar aisladas (montes isla, valga la redundancia) y por tanto sometidas a la acción erosiva, forman un interesante berrocal.

Las Machota Alta, también conocida como Pico del Fraile, tiene una altura de 1.466 m. La Machota Baja (o Chica), que presenta un relieve más abrupto, tiene 1.410 m de altura. El collado entre ambas se llama de Entrecabezas.

                                           El Escorial

M. Alta (1.466m) ---- Collado Entrecabezas (1.273m) ---- M. Baja (1.410)

Zarzalejo

Recorrido de hoy:

Dejamos el coche en una zona de aparcamiento en el km 30,5 de la carretera M505 (altitud 900m) --  Silla Felipe II (1.020m) – Collado Entrecabezas (1.273m) – Machota Alta (1.466m) – C. Entrecabezas – Machota Baja (1.410m)  – C. Entrecabezas – Silla Felipe II – Aparcamiento.

Un itinerario de ida y vuelta con una longitud total de 12,5km salvando un desnivel en ascenso de 675m de D+, suficiente para pasar una mañana en la naturaleza, a comienzo de la primavera, cuando visitar la nieve que cubre las cumbres más altas de la Sierra (Peñalara, Cabezas, etc.) obligaría a verdaderas madrugadas para poderla aprovechar durante las primeras horas del día, ya que las temperaturas la van fundiendo a pasos agigantados.

Son varios los tramos diferenciados que constituyen la ruta, el primero, hasta alcanzar la Silla de Felipe II, discurre por el Bosque de la Herrería,  un robledal todavía con hojas muy incipientes en la mayoría de los árboles, donde el colorido lo aportan mayormente la hierba y los majuelos en flor.

Ascendemos hacia la Silla por una senda clara que zigzaguea entre rincones que atraen nuestras miradas.

 
Un enorme Arce de Montpellier, debidamente protegido por un cordel delimitador (son muchas las personas que acceden a este punto por carretera), indica que hemos llegado al enclave de la Silla de Felipe II, mole de granito a cuya parte superior se accede por unos escalones tallados entre dos grandes bloques.
 
Arce de Montpellier junto a la Silla de Felipe II (a su dcha.)
Arriba hay tres asientos esculpidos sobre la roca (2 + 1). Desde este punto, donde la leyenda dice que aquí se sentaba Felipe II para seguir las obras del Monasterio de El Escorial, se ve la Serrezuela de las Machotas, así como también el monte Abantos.

Descendemos de la Silla y tomamos el GR-10 dirección Sur, pasando por las ruinas de la Casa del Sordo, una de las casas de los guardabosques, continuando por la senda entre jaras y robles.

La vegetación que vamos a encontrar a lo largo del recorrido es la característica del rango altitudinal en el que se encuentran estos picos. En su base, aparecen robledales y castañares, que son sustituidos, en las laderas, por enebrales y jaras. En las partes altas y próximas a las cimas, el bosque abre paso al piornal.

La senda va pegada a un murete de piedra. La vista del verde pasto, de alguna gran conífera cuya razón de existir en este lugar nos hace pensar en el buen gusto de algún antepasado por arraigar aquí una especie forastera, y la cada vez más próxima de la Machota Baja, animan el ascenso.

 
Conífera tras el murete
 
Machota Baja, en la distancia
Siempre siguiendo el GR alcanzamos una puerta giratoria que nos permite pasar el muro, y entre senderitos alcanzamos la pradera de los Cerros, con el  Collado de Entrecabezas a la vista. Unas vacas se asolean tranquilamente.

 
Comienza el berrocal característico de la zona, por donde transitaremos a partir de ahora.

En itinerario de ida y vuelta, con el Collado de Entrecabezas como punto común, ascendemos primero a la Machota Alta y, tras descender de ella, subiremos a la Machota Baja.

Los escasos 200m de desnivel entre el Collado y la cumbre de la Machota Alta se realizan cómodamente. La vista se va hacia el Escorial y, tras él, a las cumbres nevadas de la Cuerda Larga.

La cima está compuesta por un apilamiento de bloques característico de la Pedriza. Mientras los rodeamos nos percatamos de que el tiempo va empeorando y de que las nubes amenazan lluvia. El cielo se oscurece y nos guarecemos del viento mientras tomamos unas almendras.

Apilamiento de bloques en la cima de la Machota Alta
 
Contorneando los bloques cimeros
 
Caen las primeras gotas, así que ponemos marcha rápida y descendente, de vuelta al Collado, escapando de la nube que, afortunadamente, queda “anclada” sobre las rocas cimeras.

En la carrera pasamos junto a una joven vaca con larguísimos cuernos, que nos mira con cierta curiosidad.

De vuelta en el Collado el tiempo ha vuelto a estabilizarse, así que emprendemos, ya sin apuro, la subida hacia la Machota Baja teniendo a la vista el pueblo de Zarzalejo.

El sendero es evidente y lo seguimos rápidamente porque el cielo vuelve a cubrirse de nubes y vuelve a apuntar lluvia, así que nos apresuramos por llegar a la cima.

 
 
Al final del sendero está la cima de la Machota Baja
Tras una fácil trepada tocamos el punto geodésico y descendemos de nuevo a su pie para buscar resguardo tras un gran bloque de granito donde tomamos un tentempié antes de iniciar el retorno.

Protegidos del viento, desde la Machota Baja, observamos la nieve en la Cuerda Larga
Entre que las nubes se tornan cada vez más amenazadoras y que ya todo es cuesta abajo, el descenso lo hacemos muy deprisa. Los paisajes que en subida hemos ido transitando pausadamente se suceden ahora de forma rápida.

A la carrera hacia el Collado de Entrecabezas
Casi sin darnos cuenta hemos dejado atrás el Collado de Entrecabezas y tenemos delante la imagen del Monte Abantos.

El monte Abantos, y a sus pies, el Escorial
El robledal parece algo más oscuro que durante la subida a pesar de las notas de color de algunas plantas.

La gran conífera al otro lado del murete se muestra menos luminosa que a la subida.

Las primeras gotas nos van alcanzando ya. Las hojas nacientes de los robles parecen desplegarse más deprisa con la humedad. Llegamos al coche a tiempo de guarecernos de la tormenta que se desata.
 
 

6 comentarios:

  1. Esta rota tão bela e prazerosa me fez relembrar tantas caminhadas na natureza que realizei em todas as vezes que estive na Espanha seja na magnífica primavera quanto nos outonos inesquecíveis e aromáticos. Hoje estava revendo fotos, lembranças, detalhes tão nostálgicos destes dias...
    Você é um privilegiado dos montes, um poeta dos passos e olhares emblemáticos. Obrigada pela partilha das suas vivências tão preciosas e cheias de vida!
    Um beijo

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    1. De vez en cuando rememoramos lugares y tiempos pasados. Algo de melancolía acompaña casi siempre estos actos. Son las distintas estaciones las que nos las suelen traer a la memoria.

      La humedad que acumula el bosque tras el invierno hace que, en la primavera, salga a la superficie en forma de hojas y colores frescos. Démosle tiempo, que tan sólo ha comenzado. En no más de un par de semanas estará todo desconocido y exuberante.

      Gracias por tu visita y tu comentario.

      Un abrazo.

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  2. Hola Carmar.

    Cuando la nieve se retira, es hora de cambiar esquíes por zapatillas, para recorrer los laberínticos paisajes que la piedra forma por esas tierras, tierras desde las que el rey "poco" observaría las obras, porque un asiento de roca, no es lugar en el que permanecer sentado mucho tiempo, ni para reyes, ni para plebeyos.

    Un recorrido muy bonito, que seguro que cuando los robles se cubran de hojas, aún será más espectacular.

    Un saludo

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    1. Bien observado lo de que "un asiento de roca no es lugar para permanecer sentado mucho tiempo" :-) Buenos cojines pondrían para proteger las regias posaderas.

      El recorrido promete y mucho en primavera y otoño.

      Un saludo, Eduardo.

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  3. Jo! mira que tenemos monte para recorrer en este país!

    A ver si un día de estos me animo a hacer kilómetros y acercarme por alguna de esas sierras centrales.

    Salud!

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    1. Si finalmente te animas y consejo o guía precisas, ya sabes a quién dirigirte.

      Salud y Montaña.

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