lunes, 22 de abril de 2013

Las Milaneras y el Laberinto. Contornos y Callejones de la Pedriza.

Tres Cestos, en Las Milaneras
Mi amigo Manuel y yo, empedernidos buscadores de lo agreste y de lo poco transitado, nos planteamos para hoy un itinerario por una de las zonas más abruptas e intrincadas de la Pedriza. Empezar por la cuerda de las Milaneras, seguir con el recorrido áspero y rocoso que une los collados del Miradero con el de la Ventana, para acabar descendiendo por el Callejón del Laberinto, lugar escabroso y tupido donde los haya.
La cuerda de las Milaneras, cresta erizada de picachos, constituye el ramal occidental del circo de la Pedriza Posterior, siendo a su vez el sector más elevado del macizo.
Paraje alto y abrupto al cual resulta duro acceder, trepando por llambrias y quebradas, culebreando a trechos por el tupido pinar, tratando de no perder los trazos de pintura blanca y amarilla.  
Son las 8:45h cuando comenzamos el trote en Canto Cochino, en dirección al Collado del Cabrón; una vez alcanzado emprendemos fuerte subida hacia el primer risco relevante del recorrido, el Pajarito, para, salvando la empinada canal que se abre entre éste y el de la Campana, alcanzar el amplio Collado de la Romera.
El Pajarito
Desde la canal entre el Pajarito y la Campana, atrás queda el Cancho de los Muertos.
Hasta aquí hemos seguido sin problemas las señales de pintura blanca y amarilla. Ahora toca internarnos en un pinar, a la derecha, descender unos 50 metros y dar un rodeo para encarar por el sur las Milaneras. Tras varias incursiones y probatinas por el bosque iniciamos la trepada por las rocas y llambrías, guiados por escasos hitos de piedra. Casi inmediatamente somos conscientes de que ya hemos perdido las marcas de pintura. Ha ocurrido lo que pretendíamos evitar.
Siguiendo los hitos
Tras gimnástica trepada por terreno quebrado e irregular, nos plantamos ante el monolito de Tres Cestos, ya en plena cuerda.

Tres Cestos por fin
Es el momento de tomar un plátano y  beber agua antes de cambiar de vertiente para, en suave ascenso, ganar el Collado del Miradero, entre el Cancho Centeno y las soberbias Torres.
Cambio de vertiente. Al fondo, la Cuerda Larga aún mantiene algo de nieve.
Son las 11:30h cuando abandonamos el confort del Collado y nos encaminamos hacia el “Dedo de Dios”, original formación rocosa, en la vertiente Este de las Torres, a la que accedemos a través de una evidente brecha en la barrera de granito.
El Dedo de Dios
Decidimos continuar trepando por esta ladera hasta entroncar con el Comedor de Termes, lugar donde comienza la siguiente fase de nuestra marcha de hoy, en dirección al Collado de la Ventana.

Abajo, junto a la nieve, el Comedor de Termes
Roquedo inacabable donde transitamos por terreno conocido, observando los peculiares contornos de las moles de granito que la imaginación asocia con figuras conocidas ¿Acaso no está clara “la cabeza del león”?

A las 13:30h, mientras tomamos un segundo plátano en el Collado de la Ventana, optamos por subir a la cima de la Pared de Santillana.
Así que, en marcha y trepada por la Norte hasta la cumbre; breve intercambio de saludos con un escalador que acaba de coronar por la Sur, y descenso en dirección hacia el Callejón del Laberinto.
El inicio de la trocha que lleva hacia el Laberinto arranca justo detrás de una pequeña piedra marcada con un aspa que se encuentra, tras salir del bosquecillo de pinos que se extiende al pie de la cara Sur de la Pared de Santillana, en el sendero que va hacia el Collado de la Dehesilla.
El Laberinto es un barranco que salva 500 metros de desnivel, encajonado entre los altos riscos de las Buitreras (a la dcha, en bajada) y del Hueso (a la izq, en bajada). Estrecho y escarpado, pone a prueba la intuición y la destreza para seguir unas trazas mínimas,  destrepando por pedruscos y rocas.
Recorrido más conveniente para descenderlo que para  subirlo, tal es su pendiente y exigencia.
Los primeros metros son de toma de confianza. La atención es permanente, pues la maleza y la falta de marcas hacen que el instinto sea nuestra única guía.
Primeros pasos por el Laberinto
El rumor de un torrente próximo va en aumento. Por fin vemos el agua nítida y cristalina que dulcifica la aspereza.

Encaramados sobre un gran bloque granítico vemos, allí abajo, la zona despejada del Tolmo. Aún está lejos.

Volvemos a sumergirnos en la fragosidad de la piedra y la vegetación. Ha subido la temperatura. Ya no hace fresco.

Un alto momentáneo para contemplar el risco de la Muela, entre las ramas de vetustas carrascas de hojas punzantes y coriáceas.

Nuevo claro que nos permite constatar que el Tolmo está ya casi al alcance de la mano. Unos cuantos metros más de descenso y llegaremos a terreno despejado. El calor se intensifica en esta parte inferior del Laberinto.

Más destrepes

y por fin estamos saliendo de la maraña de maleza y vegetación que obstaculiza el cruce del torrente que baja del collado de la Dehesilla, unos metros tan sólo para alcanzar  la pradera del Tolmo.
Tenemos la sensación de ser dos jabalíes que se sacuden de encima polvo y hojas mientras, impregnados del aceite de las jaras, contemplamos complacidos el Callejón del Laberinto que acabamos de descender.
Último trago de agua, barrita energética, y trote sostenido por la concurrida Autopista, hasta llegar de vuelta a Canto Cochino a las 15:30h, con ganas ya de tomar el bocadillo que nos espera, tras una marcha enlazando un trayecto atípico y altamente gratificante por zonas poco o nada frecuentadas de la Pedriza del Manzanares.

9 comentarios:

  1. Trayecto atípico pero cautivador. Hay que atreverse por esos andurriales a ratos senda a ratos trocha intuitiva. ¡Vaya recompensa! La Sierra aún conserva parte de su invernal manto blanco que da un colorido y aporta su deshielo para crear un panorama de verdor intenso. Contrastes en esta ruta. Ya se adivina la sequedad de las solanas más recónditas entre un bosquejo que muestra las señales de los rigores del invierno pasado. Buen comienzo de la temporada disfrutando a tope en comunión. Salud y Montaña

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    1. Hay que atreverse, sí. Y para ello qué mejor seguro que hacerlo en buena compañia. Miramos de soslayo esas nieves que tantas oportunidades nos han brindado este invierno, y que tan poco cubren ya, y nos centramos en estos roquedos que nos acogen ahora. Adaptación y flexibilidad es lo que hace falta, que las piernas todavía no andan sueltas del todo, rechinando por el esfuerzo algo diferente del esquí de travesía. Muchas rutas por delante para compartir y muchas ganas de recorrerlas. Salud y Montaña.

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  2. Vaya ruta chula y poco transitada que os marcásteis, esas que tanto nos gustan a nosotros.
    Qué buenos recuerdos de La Pedriza me ha traído tu reportaje. Lo pasamos genial y nos gustó muchísimo la zona. Quizá volvamos, puesto que veo que nos queda muchísimo por conocer.
    A plantar fuerte!

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    1. Dices bien, Silvia, cuando dices que mucho queda por conocer en la Pedriza. Pero aquí tendréis siempre dos guías que con gusto compartirán con vosotros: trepadas, zancadas y destrepes por zonas agrestes y plenas, en las que los sentidos se llenan de buenas dosis de Naturaleza. Nos veremos pronto, seguro, bien en vuestra Guara (que yo frecuento ocasionalmente), bien en Guadarrama, o en nuestro querido Pirineo de cuyos tresmiles ya os van quedando menos. Salud y montaña.

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  3. Hola Carmar...¡Que grande La Pedriza!, un macizo con identidad propia dentro de Guadarrama, y que según se va conociendo, te vas dando cuenta de lo mucho que te queda por recorrer. Lo mejor que puede hacerse en este entorno es "olvidarse" del gps (aunque se lleve "por si") y dejarnos llevar por la intuición, descifrando cada paso que debemos dar, como si estuviésemos resolviendo un jeroglífico, ¿acaso no es La Pedriza como introducirse en una gran pirámide?

    Seguir disfrutando de la naturaleza y las montañas, y enriqueciendo este buen blog. Un cordial saludo

    Rafa
    http://guadarramaymas.blogspot.com.es/

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  4. Poco he tardado, Rafa, en seguir tus pasos, y hoy mismo he estado visitando a la Señora. Al verla me alegré, y pensé que es una bendición el que, despues de tantos recorridos realizados por la Pedriza, aún queden zonas por descubrir.
    Gracias por visitar el blog (espero que no sea ésta la última vez), y a ver si alguna vez coincidimos por alguno de esos vericuetos, y nos pasamos a hacer una visita conjunta al Predicador. Creo que le gustaría.
    Coincido plenamente con tu "speech". Salud y Montaña, Rafa. Un cordial saludo y seguirnos leyendo.

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    1. Hola Carmar...el 15 de mayo es casi seguro que iré con un amigo a recorrer de nuevo la zona del Predicador, y enredarnos por allí. Si estás libre, y nos quieres acompañar, será un placer.

      Un saludo
      Rafa R

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    2. Hola Rafa, qué mejor día que el de San Isidro para ir a presentar nuestros respetos al Predicador. Ya me dirás cómo, cuándo y dónde nos encontramos. Salud y Montaña.

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    3. Hola Carmar...el plan sigue adelante, déjame un comentario por el contacto de mi blog (Contactar con Rafa R) con tu email, y ya te cuento hora y lugar de encuentro.

      Un saludo

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